martes, octubre 25, 2005
Genaro Delgado Parker: Ubú broadcaster
Fue con GENARO DELGADO PARKER que se popularizó el ráting , el videotape, las telenovelas, Ferrando, "El tornillo", Tulio, Gisela y que Vargas Llosa tuvo su único programa de TV. Ah, sí. Porque Genaro no tenía raza ni clase, era el señor de las mediaciones, aireando de todo un poco para todo el mundo. Los ricos lo adulaban a través de terceros y los pobres lo conocían a través de sus monstruos. ¡Ventajas del poder de broadcaster frente a los políticos! Genaro no necesitaba baños de masas para legitimarse.
Su legitimidad le venía del espacio electromagnético, o sea del aire y de la nada, de ser quien mejor desarrolló la TV en nuestra tierra (no la fundó, cuatro canales se adelantaron al suyo) a pesar de no contar con apoyo del Estado. Siempre se ha quejado de que en 1959, año de fundación de Panamericana, le tocó la frecuencia 13 de mal agüero. Entonces era un joven impetuoso capaz de conseguir socios generosos como la Philips y los Lindley de Inca Kola, pero dejaba fríos a los políticos. El presidente Manuel Prado asistió a la fundación de América TV, mas no a la suya.
Tan pronto se hizo 'necesario' al poder, las cosas cambiaron. En 1965 pasó del 13 al 5 de Lima, promocionó agresivamente su primer lugar ante la pasividad de los Umbert y González del 4 y, gracias a sus novelas, gozó de un 'boom' continental que fue desgraciado por la expropiación velasquista. Mi tesis es que su angurria de progreso ya lo había vuelto ventajista. Su más rentable truco, abogar por sus intereses aparentando hablar en nombre de su gremio, ya le había valido el mote de 'Papaúpa'. Bueno, pues, tras el, eso sí, injusto frenazo que le pegó el velascato, se rearmó de pretextos para cobrársela al país y no pagar deudas.
Desde 1980, dos gobiernos le dieron facilidades para recuperarse (le avalaron un préstamo que aún debe y supera los 10 millones de euros) y solo dejó el canal cuando su familia le dio golpes accionarios. Ello no lo tumbó, pues invirtió en otros pionerismos de telecomunicaciones, desde el celular hasta su flamante 'conejo' de conexiones inalámbricas.
Mi otra tesis es que en los 90 la modernización del país lo atrasó. Mientras Genaro creía que por estar al día en fibras ópticas y mircrochips sus privilegios debían ser inmutables, la democracia estaba planteando límites a su poder de pantalla.
En el 2000 los crímenes de Schütz, los Crousillat o los Winter lo hicieron palidecer de inocencia. Pasó piola. Y volvió a la carga como el señor de las antenas, con matones al pie de sus fierros, presionando al Poder Judicial para que le dé medidas cautelares a su favor y al Ejecutivo para que le permita brincarse la ley que impide tener más de un canal y trasmitir desde donde le dé la gana. ¡Qué tal morro!
Tras el audio que lo pilló con 'Popy' Olivera, Genaro se la juega. Ha decidido apostar su personaje contra el país. Atacar antes que defenderse, dando a entender que hacer lobby es un hobby y si alguna ley se lo impide (Art. 9, Ley 28024), pues es letra muerta ante su tamaña viveza. Como si fuera el papá de Chuiman y el abuelo de Machín.
Además de dueño de este circo, hoy Genaro coordina su prensa, su risa y su salsa, es la cabeza con los 'Ojos y oídos' de "Panorama" y el domador de sus fieras. En lugar de chicote, un bastón le da apenas un punto de apoyo en la realidad. Es un Ubú, el fantástico monarca de Alfred Jarry, en versión broadcaster latinoamericano real maravilloso. El único que queda activo de su generación pionera, pues en el último lustro desaparecieron el 'Tigre' Azcárraga, su mayor rival, Goar Mestre, su tutor cubano, y Roberto Marinho, su sueño brasileño.
Mi última triste tesis es que Genaro perderá su apuesta porque el país ya no resiste, aunque solo sea en un canal y medio (no olviden Red Global), el modelo montesinista de TV con opinión negociada. El Perú ya no le debe nada que no haya cobrado. Ahora él debe explicaciones, regularizaciones y ceder su lugar a un sobrio administrador judicial para Panamericana. Ojalá que sus últimas temporadas no acaben por arruinar toda su serie histórica.
(Fuente: El Comercio/Fernando Vivas)
Su legitimidad le venía del espacio electromagnético, o sea del aire y de la nada, de ser quien mejor desarrolló la TV en nuestra tierra (no la fundó, cuatro canales se adelantaron al suyo) a pesar de no contar con apoyo del Estado. Siempre se ha quejado de que en 1959, año de fundación de Panamericana, le tocó la frecuencia 13 de mal agüero. Entonces era un joven impetuoso capaz de conseguir socios generosos como la Philips y los Lindley de Inca Kola, pero dejaba fríos a los políticos. El presidente Manuel Prado asistió a la fundación de América TV, mas no a la suya.
Tan pronto se hizo 'necesario' al poder, las cosas cambiaron. En 1965 pasó del 13 al 5 de Lima, promocionó agresivamente su primer lugar ante la pasividad de los Umbert y González del 4 y, gracias a sus novelas, gozó de un 'boom' continental que fue desgraciado por la expropiación velasquista. Mi tesis es que su angurria de progreso ya lo había vuelto ventajista. Su más rentable truco, abogar por sus intereses aparentando hablar en nombre de su gremio, ya le había valido el mote de 'Papaúpa'. Bueno, pues, tras el, eso sí, injusto frenazo que le pegó el velascato, se rearmó de pretextos para cobrársela al país y no pagar deudas.
Desde 1980, dos gobiernos le dieron facilidades para recuperarse (le avalaron un préstamo que aún debe y supera los 10 millones de euros) y solo dejó el canal cuando su familia le dio golpes accionarios. Ello no lo tumbó, pues invirtió en otros pionerismos de telecomunicaciones, desde el celular hasta su flamante 'conejo' de conexiones inalámbricas.
Mi otra tesis es que en los 90 la modernización del país lo atrasó. Mientras Genaro creía que por estar al día en fibras ópticas y mircrochips sus privilegios debían ser inmutables, la democracia estaba planteando límites a su poder de pantalla.
En el 2000 los crímenes de Schütz, los Crousillat o los Winter lo hicieron palidecer de inocencia. Pasó piola. Y volvió a la carga como el señor de las antenas, con matones al pie de sus fierros, presionando al Poder Judicial para que le dé medidas cautelares a su favor y al Ejecutivo para que le permita brincarse la ley que impide tener más de un canal y trasmitir desde donde le dé la gana. ¡Qué tal morro!
Tras el audio que lo pilló con 'Popy' Olivera, Genaro se la juega. Ha decidido apostar su personaje contra el país. Atacar antes que defenderse, dando a entender que hacer lobby es un hobby y si alguna ley se lo impide (Art. 9, Ley 28024), pues es letra muerta ante su tamaña viveza. Como si fuera el papá de Chuiman y el abuelo de Machín.
Además de dueño de este circo, hoy Genaro coordina su prensa, su risa y su salsa, es la cabeza con los 'Ojos y oídos' de "Panorama" y el domador de sus fieras. En lugar de chicote, un bastón le da apenas un punto de apoyo en la realidad. Es un Ubú, el fantástico monarca de Alfred Jarry, en versión broadcaster latinoamericano real maravilloso. El único que queda activo de su generación pionera, pues en el último lustro desaparecieron el 'Tigre' Azcárraga, su mayor rival, Goar Mestre, su tutor cubano, y Roberto Marinho, su sueño brasileño.
Mi última triste tesis es que Genaro perderá su apuesta porque el país ya no resiste, aunque solo sea en un canal y medio (no olviden Red Global), el modelo montesinista de TV con opinión negociada. El Perú ya no le debe nada que no haya cobrado. Ahora él debe explicaciones, regularizaciones y ceder su lugar a un sobrio administrador judicial para Panamericana. Ojalá que sus últimas temporadas no acaben por arruinar toda su serie histórica.
(Fuente: El Comercio/Fernando Vivas)
# posted by NoLoToledo @ 6:29 p. m. 
